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Esquina San Martín y Mitre

Una historia en cada esquina

"María Juana tiene historias
Ocultas en cada esquina…
Si descorremos el velo,
hará luz en las memorias…"

Calles SAN MARTÍN y MITRE, en el extremo noroeste de la Plaza San Martín, allí, justo está la esquina que hoy nos invita a descorrer el velo…

Es un edificio muy antiguo, alto, de anchas paredes, en partes, sin revoque, como se acostumbraba entonces. La puerta de entrada está en ochava y antes era de madera, al igual que sus ventanas angostas, muy altas, y, si mal no recuerdo, con postigos en el interior. Se conserva aún el cielorraso de madera que tuvo siempre. El piso está cubierto de antiguos mosaicos y, ni bien se traspone el umbral de la entrada, se pisa un espacio cuadrado de madera que es la puerta de un amplio sótano que hoy está en desuso. Las aberturas ahora fueron cambiadas por otras de aluminio con amplias vidrieras.

Sobre el costado que da a la calle San Martín existió siempre una puerta lateral que permitía el acceso a la boletería del CINE TEATRO SAN MARTÍN, que todos identificaban como “de los Pell”. Por allí se entraba y hacia la izquierda se accedía a la sala cinematográfica; hacia la derecha, un gran arco de cemento, que aún está, permitía también la entrada al salón de la esquina que hoy nos devela su historia.

Según testimonios orales, durante muchísimos años, esa esquina fue utilizada como bar. Un señor llamado JUAN PAIRETTI fue el primero en utilizar este sitio para instalar su “boliche”, como se solía llamar en aquel entonces a los bares. Más tarde, otro señor, también de apellido PAIRETTI, posiblemente sobrino del anterior, siguió explotando ese negocio.

Después vino DOMINGO CAMBURSANO, seguramente secundado por su hermano, a desarrollar esa misma actividad allí. Conversando con una o dos personas memoriosas del pueblo, me enteré de que en esa época y por iniciativa de ese dueño junto a algunos amigos asiduos concurrentes al bar, surgió la idea de conformar un club al que llamaron “EL CHURRASCO CLUB”. Por el nombre debemos suponer que algún experimentado asador habrá deleitado con sus exquisiteces a ese grupo de amigos en más de una ocasión…

Además, los de “EL CHURRASCO CLUB” solían organizar animados danzantes… Pasaron muchos años de esto, pero… seguro que si alguien fue “flechado” en el centro de su corazón por su atractivo joven o por los enigmáticos y bellos ojos de una jovencita durante esas veladas danzantes… ¡no lo olvidará jamás! ¡Qué lindos momentos se vivían en esos espacios de diversión!

Luego, un señor de apellido GELADA tuvo también su bar en esa esquina.

Posteriormente arribó el Señor EMILIO TROTTI para instalarse allí junto a su familia llevar adelante por unos años el emprendimiento del recordado “BAR DE TROTTI”. El dueño mismo atendía las mesas. La esposa y la hija RAQUEL eran las encargadas de la venta de golosinas, sobre todo cuando se proyectaban las películas en el cine de PELL. En la parte trasera del Bar algunos se podían entretener jugando al billar.

¿Quién no recuerda la HELADERÍA 70, de CELMIRO TROSSERO? Como lo indica su nombre, en la década de 1970, ese lugar era la cita obligada para pasar un buen rato en la mejor compañía con amigos. Se destacaba la esmerada atención de los dueños y del recordado JUAN CARLOS BALANGERO, luego esposo de ADRIANA PAGGE. El local, además de vender helados artesanales elaborados por la familia, funcionaba como bar.

Luego JOSÉ LEURINO, “POLOLO”, para todo el pueblo, siempre ayudado por su laboriosa esposa CATALINA, instaló allí su bar, y su fiel clientela lo siguió para disfrutar de un buen momento y de su esmerada atención. Esa actividad ya era “de familia”, pues por años sus padres la realizaron y de manera muy reconocida en María Juana. Quienes frecuentaban el bar de POLOLO no se podían resistir al “liso” o “balón” con sus consabidos ingredientes para acompañar…

Finalmente HÉCTOR ARMANDO instaló allí su pizzería, rotisería y bar, que se llamó “LA VIEJA ESQUINA”.

El destino de ese siempre tan concurrido sitio, de pronto, un día, hizo un rotundo giro. Nuevo dueño adquirió el edificio y, lejos de seguir con la tradición de la esquina, lo convirtió en FERRETERÍA Y PINTURERÍA “EL TRIÁNGULO”, que está funcionando actualmente.

Como verán, cada esquina de María Juan nos trae recuerdos de épocas pasadas… Son mudos testigos de tiempos vividos. Yo estoy convencida de que tienen “alma” y nos esperan en silencio para que nos demos cuenta de que tienen algo que decirnos… Conociendo sus historias nos vemos casi obligados a mirarlas desde otra perspectiva cada vez que pasamos frente a ellas.

Esquina San Martín y Mitre